Narraciones en Versos Folklore Esmeraldeño Nelson Estupiñán Bass
EL RIVIEL
I
De tanto esperar, dormido
se ha quedado el compañero
en el potro, y un lucero
a su lado está caído.
Le cuento lo sucedido,
y me dice: – Si usté pasa
pa’l otro lado de la casa,
onde la cerca hace juin,
lo envuelve el hojarasquin…
II
Por eso, ¡cuánto se atrasa!
Rápidamente alistamos
canaletes y atarraya,
y zigzagueando la playa
por al estero bajamos.
abajo nos internamos
por unas trochas estrechas,
mal trazadas, ya deshechas,
y, en tanto echan sus cantares
en el aire los manglares,
pasamos abriendo brechas.
III
Se ocultan ya los luceros,
se está cerrando el camino,
pero yo soy buen marino,
graduado en mares y esteros.
Me envidian los marineros,
pues sin saber Geografía
hago cualquier travesía,
y aunque me tape un gran tumbo
no me hace perder el rumbo
mi compás: la valentía.
IV
Suenan las lisas subiendo,
parece que son manchones,
se esconden los camarones,
alguien los va persiguiendo.
La tiniebla va creciendo,
y -¡oh, sorpresa!- de repente
veo que sube la corriente
un hombre en una canoa
con una luz en la proa
que se me viene de frente.
V
-¡Jesús!, -exclama el proero-,
¡se nos encima el riviel!
¡Orce duro el potro! ¡Es él!
¡Ay, nos hunde el traicionero,
y aquí hay titibra y hay mero!
cae el potro, desmayado,
porque el riviel lo ha espantado.
bogo fuerte hacia delante,
viene el riviel acezante,
seguro de haber triunfado.
VI
Siento que no sea de día
y se prive esta visión
cobarde, en esta ocasión
de ver lo que es valentía,
probando mi gallardía.
se viene como un ciclón
a buscar el encontrón.
VII
Firme espero el abordaje
para mostrar el coraje
que tengo en el corazón.
VIII
A pesar de menguante
veo que su tolovera
es una gran calavera,
achatada, repugnante,
reseca y espeluznante.
IX
Con sus manos sin carne toma
y lo maneja y lo doma,
como amarrado con soga,
un hueso con el que boga
y hace toda su maroma.
X
Pero el riviel pendenciero,
como ya ha oído mi nombre,
sabe que está frente a un hombre
y toma otro derrotero.
Orzo entonces yo ligero,
echa espuma mi potrillo,
como sacándole brillo
al estero ennegrecido
bogo ya casi prendido
al potro mocho del pillo.
XI
Bogo yo con toda mi ansia,
agua y viento voy rompiendo,
mas, con todo va creciendo,
a pesar de mi constancia.
Entre los dos, la distancia.
le grito que se presente,
aunque sea el diablo, de frente,
y colérico lo insulto,
pero ya solo es un bulto
que tramonta la corriente.
XII
Veloz se bota a la orilla,
se mete en un totoral,
luego pasa a un lodazal,
y veo que su luz ya brilla
cual lejana candelilla.
XIII
Sale de la tembladera,
en fuga, como a carrera,
y a la vuelta de un estero
se me pierde el traicionero
en su canoa tan ligera.
XIV
Despiertan la madrugada
cantando las guacharacas,
aalborotan, cual maracas,
los cerros y la hondonada.
XV
Ahora siento ya pesada.
La canoa, pues el proero,
igual a un oso hormiguero,
sigue en el fondo tumbado,
mientras yo estoy agotado
de bogar por el estero.
XVI
Llego al paso avergonzado,
donde la gente curiosa
acude muy presurosa
a mirar lo que he pescado
-Buenos días, ¿qué le ha pasado?
-Compadre, ¿qué ha sucedido?
Mas con el ceño fruncido
les devuelvo su saludo,
y les digo lo que pudo
pasar, si otro hubiera ido.
XVII
Al potro van enseguida,
levantan al compañero
y van donde el yerbatero
a que lo vuelva a la vida.
La gente marcha sufrida,
porque el cargado está yerto;
pero el curandero experto
lo tiende en su damajagua,
y dice: – Es espanto de agua.
¡No se asusten! ¡No está muerto!
Nelson Estupiñán Bass
Duelo de Gigantes
Timarán y Cuabú
Producción Gráfica 2001