Cultura Precolombina de la Tierra del Pailón «Los Tolitas»

El cantón San Lorenzo del Pailón ubicado en la frontera norte del Ecuador, en la provincia de Esmeraldas, se caracteriza por su potencial cultural y natural, acompañado de un rico legado histórico, digno de ser cultivado y resguardado en la memoria colectiva de la presente y futuras generaciones.

En épocas muy remotas, específicamente en el período regional estas tierras fueron habitadas por la cultura “Tolita”, aproximadamente 500 años antes de la era cristiana a 500 después de la era Cristiana. Los Tolitas anduvieron por los parajes del Pailón, dejando un legado a la humanidad que nunca se extinguió, expresado   en el arte de la orfebrería y alfarería, con finos diseños de figuras en cerámica, metales y piedras preciosas. Vestigios de máscaras, silbatos, estatuillas humanas, diademas, joyas en oro, colgantes, vasijas, figuras de animales, platos, flautas, adornos, entre otros objetos, configuran el conjunto artístico de su milenio floreciente en interacción armónica con los elementos de la naturaleza y relaciones con las divinidades.

Los Tolitas se ubicaron por toda la zona geográfica de San Lorenzo, caracterizado por sus bosques con palmeras, manglares, bahías, mares y ríos, ideales para la realización de actividades de subsistencia en base a la pesca, caza de animales, la recolección de frutos silvestres. Algunas de las comunidades donde se ubicaron los maestros de la orfebrería y alfarería, corresponden a las poblaciones de Mataje, Palmarreal, Tambillo, Campanita, el Brujo, Pichangal, Tolita del Pailón, Cauchal, las Delicias y Concepción.

Un remanente cultural es la isla Tolita del Pailón o Tolita de los Castillos, localizada a 20 minutos vía marítima de la ciudad de San Lorenzo, es un sitio de  interés cultural que aún se mantiene en el tiempo con su tupida vegetación, de donde sobresalen  grandes palmeras de coco, junto a la playa de tasqueros, cangrejos, caracolas y vestigios correspondientes a ralladores, silbatos, figurillas, ollas, jarrones, cucharas y animales, que afloran a la superficie con la erosión del barro, producido por las permanentes oleadas de las aguas del mar. Esta isla se ha convertido en la guardiana del legado dejado por los primitivos, a pesar de los innumerables saqueos que ha sufrido con el transcurrir de los años.

Por otra parte, es importante decir que la cultura Tolita se desarrolló desde la zona norte de Esmeraldas Ecuador, hasta el norte de Buenaventura Colombia, razón por la cual se la conoce como Sociedades Tumaco o Tolita. En el cantón Eloy Alfaro, prosperó el gran centro cultural denominado “La Tolita” donde se descubrió el raro arte de la utilización del platino. La Tolita, localizada en la desembocadura del río Santiago es uno de los sitios históricos más destacados, sus vínculos culturales, al parecer, fueron muy estrechos con grupos humanos de otros territorios más alejados.

Para saber, el nombre “Tolita” se lo atribuye a la diversidad de “tolas” encontradas en poblados de la costa del Pacífico, las mismas que son montículos de tierras que servían de base para las viviendas y varios tipos de entierros funerarios de los indígenas, con todos los bienes o riquezas que poseían.

La arqueología encontrada en diferentes lugares del territorio ecuatoriano y colombiano, representan de manera realista el sistema social que imperaba en la cultura Tolita, con niveles de organización, forma de las viviendas, el vestido que utilizaban, los ritos ceremoniales, gobierno y la economía de subsistencia. Los niveles de organización en señoríos teocráticos, los asentamientos urbanos y los grandes centros rituales, se complementaron con un impresionante adelanto en la producción de bienes de gran calidad artística y técnica, que evidencian una religión politeísta, dirigida por los caciques o gobernantes, orientada ceremonialmente en el culto a obras arquitectónicas representando a las deidades, la adoración de ciertos animales, la utilización de plantas y otros elementos de la naturaleza para actividades purificadoras y de curanderías.

Almeida (1999) en sus investigaciones manifiesta que los Tolitas utilizaban trajes adornados en función de las concepciones religiosas y sociales. Aprovechamiento de materia prima del hábitat, obtención de otras por medio de intercambio y desarrollo de la artesanía suntuaria a partir de los metales, plumas de aves y pieles de animales, que se convirtieron en productos de alta demanda para satisfacer las demandas decorativas y ornamentales. El tatuaje se convirtió en complemento de la representación personal que, combinado con el adorno, demuestra la existencia de personajes de muy rica variada y rica ornamentación (pág. 14).

Valdez (1989) hace hincapié en lo expresado, y afirma: “Que durante el auge de los Tolitas se intensificó la producción de objetos utilizados en ritos funerarios, como la joyería con piedras preciosas, además de cueros de animales, plumos y tejidos” (pág. 44).

En lo relacionado al desarrollo de la economía, fue de subsistencia combinada fundamentada en la agricultura y pesca, adaptada a una región altamente productiva, como es el medio ambiente de manglares y tierras firmes. Los restos arqueológicos de la cultura material que permiten inferir este tipo de economía, son implementos líticos: pesas de redes con muescas laterales fueron usadas en actividades de pesca; metates, manos de moler, machacadores y hachas trapezoidales se utilizaron en actividades agrícolas y en diversos trabajos en la selva (Valdez, 1987, p. 27-30).

Para el año 500 después de la era Cristiana, la cultura Tolita, luego de siglos de dominio cultural en la región, comienza a desaparecer de forma enigmática, dejando las interrogantes de las causas, que todavía no encuentran respuestas reales en investigadores y la sociedad. Y en su lugar se asentaron nuevas culturas como los Caras, Atacames, Teaone, Yumbos, Malabas, Niguas, Campases, Awá, Tórtolas, Cayapas, Awá. Una nueva generación de pueblos indígenas con sus propias expresiones y características, que dieron inicio a una nueva etapa social, cultural y religiosa de la zona.

Recapitulando, se puede decir que los Tolitas cultivaron el arte como referente de perfeccionamiento individual, colectivo, y la única forma de vivificar a las generaciones su rica historia, sus modos de vida, pensamiento, sentimiento, el amor y cuidado a la naturaleza. La arqueología hallada es un remante cultural, un valioso legado para la humanidad de un glorioso pueblo precolombino, que debe ser salvaguardada por nuestra sociedad presente y futura.

Bibliografía

Almeida, E. (1999) Vestidos y Adornos en las Sociedades Aborígenes del Ecuador. Museo Nacional del Banco Central del Ecuador, p. 14.  Quito.

 Valdez F. (1989) “La Sociedad Tolita” En Nuestro pasado la Tolita.   Museo del Banco Central del Ecuador. Quito. p. 44.

 Valdez F. (1987) Proyecto Arqueológico La Tolita. Museo Nacional del Banco Central del Ecuador, p. 27-30.  Quito.

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